jueves, 16 de febrero de 2012

Sobre mi accidente...

En Noviembre 12 del 2011, estaba esperando ver la pelea de Márquez, Erik (mi hijo de 5 años) estaba cenando y todo marchaba de rutina. De pronto, escuché dos ruidos, uno de un golpe, y otro de algo que se estaba escapando. Inmediatamente supe que era el tanque de gas.

Mi primer pensamiento fue correr a cerrar el tanque para evitar una desgracia, corrí, lo traté de cerrar, pero el gas me congeló un poco la mano, así que tomé una garra y con eso lo cerré. Pensé que ya estaba pero el gas que estaba en la atmósfera prendió con la flama del boiler, quemándome los dos brazos, manos, rodillas y parte de mi rostro. A mi hijo, los dos chamorros y las dos espinillas y una mano.

Afortunadamente, las quemaduras de él fueron, aunque muy dolorosas para un niño de 5 años, no fueron tan severas. Las mías sí, se me fue la piel de los antebrazos y parte de las manos, quemaduras leves en ambas rodillas, y el rostro.

La adrenalina me permitió cero dolor y atender a Erik, poniéndole agua en sus heridas y sacar una caja de hielo, ponerla en servilletas y que se las mantuviera para aminorar el dolor.

En eso estaba cuando noté que se estaba incendiando una ropa afuera y estaba en donde estaba tirado el tanque, para ese entonces, el dolor ya estaba calándome, pero como pude tomé una tina con la que había trapeado algunos minutos antes del accidente y la arrojé al incendio. Fui por una segunda tina y cuando salí, ya un vecino estaba con una manguera ayudándome.

De rato, llegaron unos vecinos, una pareja, y nos llevaron a una estación de bomberos cercana, nos bajamos y subimos a una camión de bomberos, y se comunicaron con protección civil, los cuales más adelante nos recogieron y llevaron al Hospital, en donde nos esperaba mi mamá. Todo esto, en medio de los gritos de Erik y de su angustia, y mi intento por decirle cosas por tranquilizarlo. A veces lo lograba, casi no.

Ya en urgencias y en una camilla, lo primero que les dije fue que a mi hijo lo atendieran primero. Estar junto a él, separados por una cortina y escuchar sus gritos mientras lo inyectaban, canalizaban y le ponían una sonda, son sonidos que ojalá los pueda olvidar algún día.

Él entró primero al quirófano, lo trataron, curaron y después entré yo.

Él estuvo 3 días en terapia intensiva, y de nueva cuenta, estábamos separados por una cortina. Yo trataba de bromear con él para que se le olvidara lo que estaba viviendo. Mucha parte del tiempo se la pasaba dormido por las drogas. Desde un inicio supimos que él iba a salir primero, y luego de unos días fue trasladado a un mejor Hospital en Saltillo, y al cabo de algunas dos semanas, fue dado de alta.

Yo estuve 1 mes y medio en el Hospital, de los cuales, 6 días fueron de terapia intensiva (4 sin comer). En ese mes y medio, conocí los 4 quirófanos del Hospital, ya que entraba a curación 1 día sí y un día no.

Con drogas muy potentes me calmaban el dolor (Dolac, Nubain, Stadium), pero recuerdo muy bien que cuando intramuscularmente recibía el Nubain, sentía como todo era relajación, sin embargo, no hay drogas que calmen el pensamiento. ¿Y si me hubiera salido con Erik y hubiéramos dejado el tanque ahí? ¿Y si Erik hubiera traido pantalones y no se hubiera quemado las piernas? ¿Y si esto? ¿Y si lo otro? El hubiera no existe, pero en estos casos, tortura muy bonito.

En las primeras curaciones, al salir y pasar la anestesia, dolía mucho, hasta tuvieron que traer a un especialista del dolor, ahí conocí el Tengesic y el Tradol. Pero no había drogas que calmaran el dolor de ver a mis papás que me veían sufriendo un dolor que ojalá nunca sientan.

Mucha gente se acercó conmigo, me daban palabras de aliento, algunos rompían en llanto, era muy difícil verme.

El tiempo fue pasando y poco a poco fui mejorando y las sesiones en el quirófano iban disminuyendo en tiempo y en dolor posterior. Primero me destaparon las rodillas, luego un pedazo del brazo derecho, luego parte de la mano derecha, y dejé el Hospital en Diciembre 22 (por ahí) solo con venda en mano izquierda y codo izquierdo. Luego las dolorosas curaciones con la carne viva, hasta que ya, ahorita ya cicatricé por completo y solo me queda la terapia física, la cual va bien y con un buen pronóstico. Solamente necesitaré una pequeña cirugía para despegar el pedazo de pliegue entre el dedo índice y medio de la mano izquierda. Hoy me dijeron que aún no estoy exento de cirugía reconstructiva de la mano, sólo el avance de las terapias dirá si sí o no.

Hubo muchas muestras de cariño de mucha gente. Amigos preguntando desesperados que qué nos había pasado, mucha gente que me fue a ver y que no pudo porque mi dolor no me lo permitía o porque estaba en quirófano o en cuidados intensivos, personas a las que nunca he conocido personalmente me enviaban sus mensajes de aliento, al igual que personas del otro lado del río y del océano, recibí tarjetas, globos, llamadas de amigos y primos, recibí tamales, frijoles, tortillas de harina, hamburguesas, chocolates, libros, ropa, tacos, dulces, gadgets, gorditas, juguetes para Erik, galletas, unas cartas bien hermosas de mi Paola. Hubo gente que se fue a ver peleas de box al cuarto del Hospital en lugar de estar arropados en sus casas con tal de acompañarme, gente que me ayudó a caminar de nuevo, que me llevó al baño, que me bañó, que me dio de comer, y muchas cosas más. A toda esa gente quiero decirles que todo el dolor que sentía, o las lágrimas que derramé, ustedes hicieron con sus detalles que se me olvidara un poco lo que estaba viviendo.

Otro agradecimiento a las enfermeras y los especialistas del Hospital de Especialidades de Nuevo Laredo que nos atendieron, sin ellos, pues está de más decir que no estuviera escribiendo estas líneas y que mi cachorro no estuviera aquí dormidote enseguida de mi.

También, el agradecimiento a mis papás que estuvieron conmigo todos los días, en turnos, que se levantaban temprano o dormían en un sillón incómodo, o nos soltábamos chillando por alguna de mis crisis, o me daban palabras de aliento para que no me desesperara. Los amo.

Aquí seguiremos pues, escribiendo, compartiendo, pero sobre todo, gustoso de estar todavía entre ustedes, y esperando que esto sólo quede como una mala experiencia.

Tal vez a mucha gente no la voy a volver a ver, a algunos nunca los voy a conocer, otros se quedarán conmigo compartiendo la vida, pero sepan que siempre los voy a llevar conmigo, a donde sea que paremos, aunque ustedes no quieran.

Los quiere, y mucho, Adrián.





miércoles, 8 de febrero de 2012

Humanos contra bacterias. ¡Hagan sus apuestas!

He estado revisando algunas notas recientes sobre microbiología que vale mucho la pena compartir y analizar. Se trata de resistencia a los antibióticos.

Hace poco compartí por el féisbuc la noticia de que en India tenían una cepa de tuberculosis resistente a todos los antibióticos, aunque después de investigar, se trataba más bien de mal manejo de la enfermedad. La tuberculosis sí era resistente a una extensa cantidad de antibióticos, pero ese no fue el problema. Aún y con esto, el caso disparó a la Organización Mundial de la Salud a reunirse en Marzo próximo para discutir el tema.

Tuberculosis, una enfermedad altamente contagiosa que se lleva a la tumba a 1.5 millones de personas al año, altamente resistente. Peligroso, sin duda.

Pero qué tal una enfermedad más comúnmente conocida como la Gonorrea. De acuerdo a una publicación del New England Journal of Medicine (Uno de los journals más influyentes en EEUU), la Gonorrea se ha vuelto cada vez menos susceptible a la última línea de ataque contra ella. Imagínense Gonorrea resistente a todo.

Hace poco, se reportó que un Hospital de Nueva York tenía problemas para atacar una neumonía resistente a los Carbapenems , unos poderosos antibióticos que también, representan la última línea de defensa contra ésta enfermedad. Esto, como en el caso de la tuberculosis, disparó un seminario para contrarrestar ésta amenaza.

¿Debemos preocuparnos?

Estaba escuchando el podcast Science Talk de Scientific American con Maryn McKenna, autora de Superbug y ella menciona que si, nosotros y los doctores jugamos un papel crucial en la resistencia de las bacterias hacia los antibióticos. Que si no completan el tratamiento de 7 días, que si se da antibióticos cuando es una infección viral, todo esto contribuye. Pero otro gran pedazo del pastel lo tiene la agricultura. El 80% de los antibióticos que se venden en EEUU van para animales que nos vamos a tragar, y una gran parte de estos animales son animales completamente sanos. Inclusive se dan algunos antibióticos para que ganen peso. Esto tiene un peso tremendo en crear superbichos.

Aquí un artículo sobre granjeros daneses que han dejado de dar antibióticos y lo han hecho con gran éxito.

Sin duda debemos preocuparnos. Como dije, mucho lo hemos creado nosotros, pero como habíamos dicho en otra entrada de este blog, nuestra fobia (metida a la fuerza por compañías para vender sus productos que matan el 99.999999999999 de los microbios) a los bichos, no ayudan en nada. ¿Y todo para qué¿ Si vivir en ambientes “estériles” es contraproducente.

De a buenas que el gobierno mexicano prohibió venta de antibióticos sin receta, esto sin duda frena la creación de cepas resistentes.

Como hemos visto, mucho depende de nosotros. ¿has visto a alguien que no termina su tratamiento? ¿has visto a alguien que le duele la garganta y se toma una pastilla sin saber qué es? Yo he visto gente que tiene un antibiótico que le había sobrado de otra enfermada, se lo toma, se le acaba, y le sigue con otro. Dale un zape y hazlo entrar en razón.

Qué vergüenza que unas pequeñísimas bacterias nos ganen la batalla a nosotros con chico cerebrote. Ni hablar, parece que para allá vamos.