jueves, 28 de abril de 2011

La ciencia en contra de la pena de muerte

Es bien sabido que la guerra contra el narcotráfico ha sido una de las peores decisiones de Felipe Calderón. Es claro que muchas zonas del país están sintiendo los estragos de dicha guerra, cuyas consecuencias no son del todo buenas.

Una de las propuestas de mucha gente, es la pena de muerte. Yo la veo como simplemente un acto de venganza, aunque, el no practicarla y solamente meter delincuentes a la cárcel, no es garantía de que no sigan delinquiendo.

Yo no estoy muy de acuerdo con esta medida. Aquí mis razones.

El Sistema de justicia

Si no han visto l a película ‘presunto culpable’, veanla para que se den una idea de cómo se las gastan los funcionarios, abogados, jueces, policía, ministeriales. Es verdaderamente un mierdero, y dudo que todos las personas que están en la cárcel, todos son culpables. No hay una buena base de datos de huellas dactilares, mucho menos una buena base de datos genética, y esto no ayuda al sistema de justicia.

¿La pena de muerte ayuda a bajar la criminalidad?

Es una difícil decisión. Son demasiados datos los que hay que tomar en cuenta para saber si en efecto, el índice de criminalidad baja al imponer la pena de muerte. No importa cuántos estudios se hagan, siempre va a haber pros y contras. Algunos expertos dicen que por cada execución se salvan 5 vidas, algunos dicen que no están de acuerdo, pero que están de acuerdo a que las personas reaccionan a “estímulos” y algunos otros expertos simplemente creen que la pena capital es un animal tan grande que simplemente no es posible medirlo.

Algunos estudios al respecto.

¿Realmente hay que matarlos?

Para irnos un poco a la ciencia, hay ciertos desordenes en algunos individuos que, si bien no hacen que uno sienta empatía por lo que hacen, sí hace que uno se cuestione si realmente es justo solamente quitarles la vida.

Etólogos han argumentado que nosotros y algunos animales demostramos miedo (facial) como señal de angustia para disparar una reducción de la amenaza de daño de alguna otra persona. La psicóloga Abigail Marsh argumenta que no es un accidente que la muestra de miedo de los humanos contorciona la cara en una manera que parezca un bebé (ojos grandes y redondos, cejas levantadas). Esto causa empatía y remordimiento y se supone que la víctima pudiera estar a salvo de más ataques.

Marsh cuenta una anécdota de una colega de ella que estaba estudiando a un asesino psicópata y le mostraba algunos rostros con diferentes expresiones emocionales. Cuando la asesina vio el rostro que caracterizaba el miedo, ella se rascó la cabeza y dijo: “No sé cómo se llama esa expresión, pero es como se ve la gente antes de que la apuñale.”

Pero esto no tiene nada que ver con falta de emociones y sentimientos, esto tiene una base neurológica, simplemente una sección del cerebro no responde a dichos estímulos.

Los experimentos que menciona Abigail Marsh que ella misma hizo, y algunos otros experimentos de algunos otros psiquiatras, sugieres que muchos asesinos en serie no tienen dicha activación cerebral, por lo tanto no van a reaccionar con empatía a la hora de cometer sus crimenes.

Este tipo de experimentos también se han hecho en niños, 36 niños fueron sometidos a un estudio, en el cual 12 de ellos resultaron sin esta activación cerebral, Y en un estudio similar, se encontró que la habilidad de las personas de reaccionar ante expresiones de miedo, está relacionada con las capacidades prosociales que dichas personas tienen.

Este tipo de hallazgos nos ayuda a entender que, si bien el daño que los criminales le hacen a la sociedad es mucho y deja cicatrices, en algunas ocasiones, no es que no sea su culpa, pero su cerebro no les ayuda mucho a sortear algunas situaciones.

Un ejemplo claro son los pederastas. No estoy de acuerdo con lo que hacen, ni siento ninguna pena por ellos, que quede eso claro, pero la pederastia no deja de ser una preferencia sexual, aunque se oiga muy ojete. Muchas personas se preguntan “¿qué placer les puede producir un niño?” Pues sí, que bien que uno está de este lado de la cerca. Imagínate que uno de tus mayores deseos (y vaya que los deseos sexuales son fuertes) sea en contra de la ley.

Otro caso es el del fallecido caníbal de Milwaukee, Jeffrey Dahmer, caníbal, asesino, y otras linduras. Me llamó la atención que en una de las entrevistas que dio, ya preso, decía y decía que el estaba con Jesucristo y que él le ayudaba a sortear las dificultades. Pero cuando el entrevistador le pregunta si esos deseos de comer gente estaban totalmente reprimidos, el dijo que no, que a veces es realmente difícil aguantarse (minuto 3:15).

Para un buen blog sobre estos estudios (y los estudios en sí), denle clic aquí. El estudio me lo compartió Ribozyme del blog Los Zombis de Carthago.

Si nos vamos al punto número tres, que es en el que realmente hizo que escribiera esto, no quiere decir que TODOS los criminales tienen un problema social, mental, neurológico, habrá algunos que lo hacen por dinero o que se yo, pero implementar la pena de muerte, incluso sugerirla a la ligera, tiene muchas implicaciones que deben ser consideradas. Si realmente todo esto fuera analizado, creo que lo mas honesto es no implementarla.

Y sí, la sociedad a veces tiene merecida sus ganas de venganza, y vengarse como lo hizo Marcellus Wallace con Zed, en Pulp Fiction (I’m gonna get medieval on your ass), solamente que está la pequeña dificultad de que probablemente no van a agarrar a la persona correcta.

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